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 12.09.2023

Zalensky, prometió llevar la guerra de Ucrania a territorio ruso y lo ha hecho cuando le ha sido posible. En la península de Crimea cuenta con la colaboración de Atesh, una milicia de la minoría Tártara de esa región, que han sufrido la persecución tras la anexión rusa de 2014, teniendo que huir a Ucrania. Pero Atesh (fuego) trabaja en las sombras.

El movimiento Atesh (fuego) ha prometido librar una guerra interminable contra los invasores rusos de Ucrania y Crimea. Fundada en septiembre de 2022, Atesh busca alterar la logística, sabotear objetivos clave y avivar el descontento contra (y dentro) del ejército del presidente ruso Vladimir Putin.

Los métodos de Atesh son despiadados, como lo demuestra el asesinato de 30 militares rusos en hospitales de Simferópol en noviembre de 2022. Sus métodos también son eficaces. En febrero de 2023, el grupo afirmó que más de 4.000 soldados rusos ya habían realizado un curso en línea (en la 'escuela Atesh') sobre cómo sobrevivir a la guerra saboteando su propio equipamiento.

Mustafá Dzhemilev, el líder tártaro de Crimea a quien Rusia ha prohibido la entrada a Crimea hasta 2034, declaró recientemente que "Atesh está muy bajo tierra... pero están trabajando dentro de Crimea...haciendo volar objetivos"

Serhii Kuzan, jefe del grupo de expertos del Centro Ucraniano para la Seguridad y la Cooperación, con sede en Kiev, dijo que: "La idea es que el ocupante sienta siempre la presencia de los partisanos y que ellos nunca se sientan seguros " .

Los partisanos, incluido Atesh, están utilizando una variedad de métodos para socavar a los rusos en Crimea y más allá. Cuando Atesh se atribuyó la responsabilidad de "liquidar" a los soldados rusos en los hospitales de Simferópol, advirtió: "Revisen las salas, revisen las morgues... pueden verificar este hecho 300 veces, pero es verdad."

Como ocurre con tantos incidentes en esta guerra, y esto se aplica a los actos cometidos por todos los bandos, verificar tales afirmaciones es una tarea extremadamente difícil. Lo que sí se sabe " es que las fuerzas partidistas en las regiones de Kharkiv, Zaporizhzhia y Jherson llevaron a cabo recientemente una campaña coordinada de pegatinas y volantes contra el llamado mundo ruso".

Además, emulando una táctica adoptada en conflictos anteriores, Ucrania habría lanzado panfletos sobre las posiciones rusas con el mensaje: "¡Soldado ruso, si no quieres ser un nazi del siglo XXI, entonces abandona nuestra tierra! De lo contrario ¡le espera el destino de los soldados de Hitler y un tribunal de Nuremberg! "

La apelación al pasado es seductora para Kiev, ya que la guerra partidista jugó un papel importante en la victoria tanto de la guerra civil rusa (1917-1923) como de lo que Rusia recuerda como la "gran guerra patria" (1941-1945).

La comparación del actual ejército ruso con los invasores nazis de la Segunda Guerra Mundial contradice completamente la versión de la historia de Putin. El Kremlin acusa a los nacionalistas ucranianos de colaborar y participar en asesinatos en masa durante la ocupación nazi. La propaganda rusa afirma que la guerra actual está diseñada para "desnazificar" a Ucrania.

 

¡Quiénes son los tártaros?

Quienes conocen la historia de Rusia, Ucrania y los tártaros de Crimea no se sorprenderán de la hostilidad de estos últimos hacia la última manifestación del imperialismo moscovita. A diferencia de los rusos eslavos, los tártaros de Crimea son un grupo étnico turco originario de la península de Crimea.

 

La nación tártara de Crimea se formó a lo largo de cuatro siglos (c.1200-c.1650) y se fusionó con oleadas de inmigrantes. La zarina Catalina la Grande anexo Crimea en 1783 y posteriormente el Imperio ruso buscó "eslavizar" a los tártaros de Crimea, antes de la revolución de 1917.

Bajo el gobierno de Josef Stalin (1924-1953), la Unión Soviética participó en la represión activa de los tártaros de Crimea. Esto llevó a que varios tártaros cooperaran con los alemanes tras la invasión alemana de junio de 1941.

Stalin acusó a los tártaros de Crimea de traición y deportó a la comunidad en masa al Gulag. Aunque algunos tártaros de Crimea sirvieron en las potencias del Eje, un número bastante mayor sirvió en el Ejército Rojo.

Esta deportación de al menos 180.000 personas a Asia central en 1944 fue uno de los capítulos más dolorosos de la historia tártara (recordado como Surgun, el exilio). En la década de 1960, una investigación realizada por activistas tártaros estimó que aproximadamente 100.000 de estas personas murieron. Incluso los registros soviéticos muestran que 30.000 tártaros de Crimea murieron menos de dos años después de las deportaciones.

Sólo en septiembre de 1967 el Soviético Supremo -el máximo órgano legislativo de la URSS- reconoció que la acusación de traición contra toda la nación tártara de Crimea había sido "irrazonable". Trece años antes, el Sóviet Supremo había votado a favor de transferir Crimea a la República Socialista Soviética de Ucrania desde la Republica Socialista Federativa Soviética de Rusia.

 

Esto no fue tan controvertido en ese momento, dado que ambas entidades eran entonces partes constituyentes de la Unión Soviética. La disolución de la Unión Soviética en 1991 cambió todo eso.

A la mayoría de los tártaros sólo se les permitió regresar a Crimea en 1989, bajo el líder reformista soviético Mikhail Gorbachov. Los tártaros no recibieron ninguna compensación por sus pérdidas y su regreso a casa provocó tensiones con los rusos y ucranianos étnicos, muchos de los cuales se habían mudado a la península después de 1944.


Una vez que Ucrania se independizó en 1991, los líderes tártaros afirmaron que las autoridades de Kiev impidieron deliberadamente que su pueblo obtuviera empleos en el gobierno, al tiempo que permitían en secreto "apropiaciones de tierras". Sin embargo, poco a poco el enemigo común unió a los tártaros de Crimea y a Ucrania.

Los tártaros de Crimea se convirtieron en fervientes partidarios del nuevo Estado ucraniano y, en ocasiones, fueron apodados "los ucranianos más grandes de Crimea".

En 1897, los tártaros nativos de Crimea constituían el 34,1% de la población de Crimea. A pesar de la reversión de la limpieza étnica de Stalin, en 2001 los rusos constituían el 58% de la población de Crimea, mientras que los tártaros indígenas representaban solo el 12%. La invasión de Crimea por parte de Rusia en 2014 fue un desastroso regreso al pasado para los tártaros de Crimea. Los rusos se embarcaron inmediatamente en un programa de tiranía sistemática. Estas persecuciones persisten hasta el día de hoy.

Anexión de Crimea 2014.

Este extenso historial de persecución llevó a muchos tártaros de Crimea a ser muy hostiles a la anexión rusa en 2014. Posteriormente, las autoridades rusas intentaron cooptar a los líderes tártaros de Crimea, pero la mayoría se negó a colaborar. Empezó una campaña de acoso y persecución contra los líderes activos de la comunidad, y Rusia ilegalizó el mejlis, el órgano representativo de los tártaros de Crimea. A muchos de sus miembros se les prohibió entrar en la península y hoy tienen su sede en Kiev o en otros lugares.

Decenas de tártaros de Crimea están reconocidos como presos políticos. Desde que comenzó la guerra en febrero, las detenciones y presiones han ido en aumento: las autoridades rusas están al acecho de sabotajes y complots entre una población a la que considera desleal.

Solo unos días después de la anexión, la policía de Crimea detuvo a seis invitados y al propietario del salón de fiestas, después de que el DJ pusiera una canción pro-Ucrania en una boda. Las autoridades rusas han dicho que cualquiera que muestre su apoyo a Ucrania podrá ser detenido.

No existe un desglose oficial de quiénes han sido movilizados, pero las numerosas pruebas anecdóticas sugieren que los tártaros de Crimea han sido objeto de un llamamiento desproporcionado. Crimea SOS, una organización ucraniana de defensa de los derechos humanos, estima que el 90% de los avisos de movilización han sido entregados a tártaros de Crimea.

"Se trata de un esfuerzo intencionado por destruir la nación tártara de Crimea", dijo el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, durante su mensaje de cada noche en vídeo.

Tamila Tasheva, la máxima representante de Zelenski en Crimea, también cree que Rusia está apuntando al grupo. "Los tártaros de Crimea son el segmento de la población menos leal a Rusia, y estaba claro que estaban muy animados a causa de los recientes éxitos militares de Ucrania. Ahora están siendo castigados", dice.

Tasheva, que es tártara de Crimea, dice que ha recibido decenas de denuncias de miembros de su grupo étnico sobre la llegada de la policía a sus ciudades o pueblos y la entrega de citaciones.

"La gente tiene pánico, no sabe qué hacer", dice. Ella aconseja a los movilizados que intenten entregarse a las fuerzas ucranianas apenas se les presente la oportunidad. "Pero, por supuesto, nos preocupa que los rusos les disparen por la espalda".

Cuando se le pregunta si proveer de armas a miles de opositores es una estrategia que podría resultar contraproducente para Moscú, Tasheva dice que "por desgracia, los rusos no son tan estúpidos como para poner a todos los tártaros de Crimea juntos en el mismo regimiento".

Otros también hablan de una sensación de impotencia y pánico en la comunidad, mientras algunos buscan escapar de Crimea.

Ahora mismo es el único tema de discusión entre los jóvenes tártaros es cómo huir del reclutamiento, cómo esconderse, cómo salir de Crimea de Rusia.

La asamblea autónoma tártara de Crimea, el Majlis, que presidía Mustafá Dzhemilev, fue prohibida, al igual que las referencias públicas a las deportaciones estalinistas. Después de 2014, miles de tártaros abandonaron la Crimea ocupada por Rusia hacia Ucrania. El activista y político tártaro Ilmi Umerov dijo al Servicio Federal de Seguridad de Rusia que "no considero a Crimea parte de la Federación Rusa". Fue enviado a un hospital psiquiátrico.

Como muestra de solidaridad entre Ucrania y los tártaros, en noviembre de 2015 la Verjovna Rada (el parlamento ucraniano) aprobó una moción denunciando las deportaciones de 1944 como "genocidio". (Un precedente que animó a Letonia, Lituania y Canadá a hacer lo mismo en 2019). En 2021, la Verjovna Rada aprobó una ley que reconoció a los tártaros de Crimea como uno de los pueblos indígenas de Ucrania.

Escuelita Atesh, el autosabotaje.

Los combatientes ucranianos están enseñando a los soldados rusos cómo sabotear su propio equipo para sacar provecho de la guerra sin poner en peligro sus vidas.

No todo es sanguinario, para los tártaros, la educación a los soldados rusos es fundamental. Sin armas no se puede ir al frente de guerra. Alrededor de 4.000 reclutas rusos se han inscrito en una "plataforma educativa" creada en septiembre de 2022, según una publicación en la página Telegram de la organización. Conocida como la "Escuela Atesh", el material promocional de la organización decía que sus estudiantes "han dominado el arte de romper equipos y sabotear órdenes".

Una "escuela" para personal militar ruso y combatientes del Grupo Wagner pretende mostrar a las fuerzas insatisfechas de Moscú cómo sabotear su propio equipo. Los anuncios de la "escuela" en Telegram piden específicamente que se inscriban el personal militar ruso y los mercenarios del Grupo Wagner que luchan en nombre de Moscú.

"Los estudiantes de la escuela Atesh saben que no hay necesidad de ir a la guerra si puedes conseguir un buen dinero en la retaguardia, reparando tu equipo y sin arriesgar tu vida", decía una publicación de Telegram. La "escuela" se describe a sí misma en su sitio web como un "movimiento militar partidista" que opera en las zonas de Ucrania controladas por las fuerzas rusas. También afirma actuar dentro de Rusia, en colaboración con ciudadanos rusos contrarios a la guerra. "Cada día recibimos nueva información, nuevos informes de sabotajes exitosos dentro del ejército ruso", dijo la organización en una publicación.

El sitio web muestra videos que ofrecen instrucciones sobre cómo "neutralizar" y dañar la caja de cambios de un tanque ruso T-72, entre otras armas pesadas.

 Los subversivos alineados con Ucrania han estado trabajando en territorio ocupado por Rusia, desde el inicio de la invasión. Así lo afirma Taras Fedirko, profesor de crimen organizado y corrupción en la Universidad de Glasgow, Escocia. Sin embargo, trabajos como este nunca han sido reclamados. Esta nueva "escuela" parece "romper con este patrón", afirmó Fedirko. Pero añadió que era difícil verificar las afirmaciones de responsabilidad de la organización por actos de sabotaje. "Es de esperar que cualquier movimiento de resistencia adopte esta forma de sabotaje", dijo Fedirko, pero su eficacia aún no está clara.

 "Creo que su papel principal es explotar la débil moral de las tropas rusas y contribuir a la 'guerra psicológica' de Ucrania", añadió Fedirko. También puede dar lugar a nuevos actos de sabotaje y resistencia.

Los analistas occidentales han documentado desde hace mucho tiempo los problemas que aquejan al ejército ruso. En marzo de 2022, poco más de un mes después del estallido de la guerra a gran escala, el jefe de espías del Reino Unido dijo que los desmoralizados soldados rusos ya estaban saboteando su propio equipo.

 Sir Jeremy Fleming, que dirige la agencia de inteligencia, seguridad y cibernética del Reino Unido, GCHQ, dijo que las tropas rusas se habían negado a cumplir las órdenes de sus comandantes.

"Hemos visto soldados rusos, escasos de armas y de moral, negándose a cumplir órdenes, saboteando su propio equipo e incluso derribando accidentalmente sus propios aviones", dijo Fleming. "Es casi seguro que la frágil moral sigue siendo una vulnerabilidad significativa en gran parte de las fuerzas rusas", escribió el ministerio en Twitter.

El 11 de febrero de 2023, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania escribió en una actualización operativa que las fuerzas rusas estaban reparando equipo militar en la ciudad de Mariupol, región de Donetsk.

El equipo "fue descarrilado deliberadamente por soldados rusos para no participar en el combate", dijo el Estado Mayor. La actualización agrega que la "razón principal" por la que el equipo militar necesitaba reparación era la "retirada deliberada de los motores".

Muchos de los vídeos anunciados en el sitio web de "Atesh School" se centran en el sabotaje de motores. El problema es que los reclutas ucranianos también son buenos alumnos de Atesh.

¿Qué les espera a los Tártaros de Crimea? "línea de alto al fuego"

La guerra en Ucrania se ha extendido mucho en el tiempo, y se ha vuelto impopular entre los países de la OTAN. Simplemente se gastan miles de millones de dólares, en armamento para un ejercito ucraniano cada vez más reducido, lleno de jóvenes reclutas con poco entrenamiento. Ucrania no tiene la posibilidad de desalojar a las tropas rusas y las ofensivas y contraofensivas llevan a mantener el frente de guerra en los mismos lugares. Es probable que antes del 2024, se establezca una "línea de alto al fuego" y una zona verde desmilitarizada similar a la península de Corea. Difícilmente tengan la posibilidad de tener al reconocimiento étnico y cultural dentro de dentro de Crimea mientras siga Vladimir Putin en el poder.

Desde 2014 los Tartaros de Crimea se han marchado dejando atrás el la represion rusa.Aunque la primera opcion es Ucrania, pero la sola idea de que recluten a los varones de la familia ha optado por unirse a colectividades tártaras en Moldavia, Rumania, Bulgaria, Países Bálticos o muchos volvieron a Kazajistán un país túrquico.

Pero donde son bienvenidos es en Turquía, un país de lengua túrquica, donde ya hay una comunidad de tártaros de Crimea de unos 150.000 integrantes descendientes de aquellos exiliados de Catalina la Grande, más de 200 años atrás.

Y esto sucede en plena guerra mediante acuerdos puntuales entre Tayid Erdogan y Vladimir Putin. Mientras tanto los jóvenes reclutas en el frente de guerra le siguen echando azúcar al Gas Oíl a los vehículos de transporte de tropas.

 

Michael Mansilla

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias

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