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BURKINA FASO, LÁGRIMAS DE ÁFRICA

Michael Mansilla.

06.10.2022

Meses de tensión y protestas en Burkina Faso culminaron con un golpe militar este 30 de septiembre pasado. Un grupo de militares encabezados por el capitán Ibrahim Traoré. Pero lo que hereda el nuevo hombre fuerte es un país colapsado, con millones de refugiados desnutridos, enfrentando grupos yihadistas, manteniéndose con ayuda de la ONU.

Meses de tensión y protestas en Burkina Faso culminaron con un golpe militar este 30 de septiembre pasado. Un grupo de militares encabezados por el capitán Ibrahim Traoré contra el presidente, el teniente coronel Paul-Henri Samaogo Damiba, quien a su vez llegó al poder mediante una asonada militar el pasado 24 de enero de 2022.

Pero lo que hereda el nuevo hombre fuerte es un país colapsado, con millones de refugiados desnutridos, enfrentando grupos yihadistas, manteniéndose con ayuda de la ONU y el malogrado ejércitofrancés un invitado sorpresa; la Rusia de Vladimir Putin y los infames mercenarios Wagner.

Durante más de una década, la región central del Sahel, principalmente Malí, Níger y Burkina Faso, ha sido escenario de conflictos entre varios grupos armados y fuerzas gubernamentales e internacionales. En 2021, Burkina Faso se convirtió en el principal foco de violencia de la región, con un fuerte aumento de los secuestros y de los ataques.

Terroristas afiliados a Al Qaeda como el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), y al EI, como el Estado Islámico del Gran Sáhara (EIGS), multiplican sus atentados y enfrentándose entre ellos mismos, teniendo como teatro de operaciones en el Sahel, aunque sus acciones se fijan preferentemente en Níger, Mali y Burkina Faso. Pero los medios internacionales, no informa sobre la mayoría de los continuos atentados que ocurren en el país pasan desapercibidos. Con la excepción Vladimir Putin, donde el águila bicéfala incorpora en una tercera cabeza, mirando a África.

La crisis política se añade a un contexto frágil, marcado por un deterioro dramático de la seguridad y un aumento vertiginoso de los desplazamientos de población. Esta situación ha dejado a muchas personas en una situación crítica y con grandes dificultades para encontrar alimentos, agua, refugio y atención médica. Las organizaciones humanitarias también se han visto afectadas por la violencia, lo cual dificulta extremadamente la capacidad de poder proporcionar la ayuda necesaria.

 

Lágrimas de África. Médicos sin fronteras.

Un millón y medio de desplazados internos, insoportables niveles de violencia, inseguridad y una situación humanitaria crítica han llevado el país al borde del colapso.

Según la ONU, más de 1.5 millones de personas en Burkina Faso, que cuenta con una población de unos 20 millones, se han visto obligadas a abandonar sus hogares, la mayoría en los últimos tres años. Pero de hecho no se sabe cuántos refugiados en total. Muchos se instalaron en campos de refugiados en los países vecinos: Costa de Marfil, Mali, Níger y Benín o más lejos como Nigeria o Guinea. Países que tienen sus propios conflictos internos.

Las situaciones de violencia pueden estallar en cualquier lugar y en cualquier momento, por lo que la gente se ve obligada a tener que huir sin ni siquiera tener tiempo para recoger los enseres más básicos o algo de ropa.

"Una mañana, vimos que todo el pueblo se vaciaba. Todos corrían, así que cogimos a los niños y comenzamos a correr también. Íbamos descalzos, pero no nos detuvimos hasta llegar aquí, a unos 35 kilómetros de distancia de nuestro hogar. Cuando llegamos al campo nos enteramos de que muchos de nuestros familiares habían sido asesinados y de que nuestras casas y propiedades habían sido destruidas"

El impacto del conflicto en la población local se ha vuelto cada vez más pronunciado. Más allá de los efectos directos de la violencia física, muchos también han perdido sus hogares y medios de subsistencia. Para las comunidades rurales, huir del hogar significa perder las cosechas y el ganado.

La comida y el agua son cada vez más escasas.

El impacto del conflicto en la población local se ha vuelto cada vez más pronunciado. Más allá de los efectos directos de la violencia física, muchos también han perdido sus hogares y medios de subsistencia. Para las comunidades rurales, huir del hogar significa perder las cosechas y el ganado.

"Durante la próxima temporada, muchas personas no podrán sembrar o cosechar ningún cultivo. Mucha gente depende de la agricultura y de la ganadería para alimentar a sus familias y la poca disponibilidad de alimentos que hay hoy en día es un motivo de gran preocupación. Tanto nosotros como otras organizaciones estamos haciendo distribución de alimentos y son muchos los niños que acuden a nuestras clínicas con un alto grado de desnutrición", dice Youssouf Aly Dembélé,  coordinador general de Médicos Sin Fronteras en Burkina Faso en el sitio web oficial de la ONGs.

El impacto del conflicto en la población local se ha vuelto cada vez más pronunciado. Más allá de los efectos directos de la violencia física, muchos también han perdido sus hogares y medios de subsistencia. Para las comunidades rurales, huir del hogar significa perder las cosechas y el ganado. Hay que tener en cuenta el cambio climático que convierte la sabana y la tierra de cultivo en desierto.

"Durante la próxima temporada, muchas personas no podrán sembrar o cosechar ningún cultivo. Mucha gente depende de la agricultura y de la ganadería para alimentar a sus familias y la poca disponibilidad de alimentos que hay hoy en día es un motivo de gran preocupación. Tanto nosotros como otras organizaciones estamos haciendo distribución de alimentos y son muchos los niños que acuden a nuestras clínicas con un alto grado de desnutrición", afirma Youssouf Aly Dembélé, coordinador general de Médicos Sin Fronteras en Burkina Faso.

 

En los campos de desplazados, las condiciones de vida son extremadamente precarias, con tiendas que de campaña que durante la estación lluviosa se quedan siempre anegadas, con un saneamiento rudimentario y con insuficiente agua potable. "Las personas que viven en estos campos a menudo nos dicen que tienen que caminar varios kilómetros y luego esperar varias horas para aprovisionarse de agua con la que beber, cocinar, asearse y lavar sus enseres", explica AlyDembélé.

Burkina Faso es un país sin salida al mar, con precipitaciones limitadas y la disponibilidad general de agua está disminuyendo debido al cambio climático. Si bien las comunidades locales hacen todo lo posible para tratar de dar refugio a la gran cantidad de personas desplazadas, el aumento de la demanda de agua está provocando que haya una escasez generalizada. MSF y otras organizaciones han perforado pozos y distribuida agua en camiones cisterna para tratar de cubrir al menos una parte de las necesidades.

 Malaria, lesiones físicas causadas por la violencia y un considerable aumento de la demanda de servicios de salud mental entre los principales motivos de consultas médicas

Los equipos de MSF trabajan en cinco de las 13 regiones del país y son testigos que tiene el conflicto en las personas con necesidad de recibir atención médica.

Además de necesitar tratamiento para las lesiones físicas causadas por la violencia, muchos de nuestros pacientes sufren el terrible impacto psicológico que provoca el haber visto cómo asesinaban a otras personas frente a ellos; muchos de ellos familiares, amigos o conocidos. También el impacto que provoca el saber que tu casa y tus cultivos han sido quemados, que tus posesiones y medios de subsistencia se han visto reducidos a la nada", afirma AlyDembélé.

Las precarias condiciones de vida exponen a la gente a un alto riesgo de contraer enfermedades, incluidas dolencias endémicas como la malaria, una enfermedad que 11 millones de burkineses sufrieron en 2020. Las condiciones de hacinamiento aumentan la probabilidad de sufrir enfermedades infecciosas del tracto respiratorio, mientras que las deficiencias en el saneamiento y la escasez de agua disparan el riesgo de que se produzcan brotes de enfermedades transmitidas por el agua como la diarrea y el cólera.

 

"Llegar a un hospital es un desafío; proporcionar atención médica supone un riesgo inaceptable"

La población de muchas de las regiones afectadas por el conflicto necesita con urgencia una mayor cantidad de alimentos, más agua y un mejor acceso a la atención médica. Sin embargo, a día de hoy hay un enorme déficit en la provisión de asistencia humanitaria que se debe a una serie de factores, incluidos la falta de financiación y, sobre todo, a la inseguridad.

 Los niveles extremos de inseguridad impiden a menudo que las personas puedan desplazarse para recibir atención médica, mientras que muchas otras no pueden permitirse pagar el transporte que los llevaría hasta el hospital. Al mismo tiempo, la inseguridad impide en muchas ocasiones que los trabajadores sanitarios, incluidos los equipos de MSF, lleguen a las comunidades necesitadas.

Los equipos médicos y humanitarios afrontan una serie de riesgos en Burkina Faso que son totalmente inasumibles. Trabajadores de MSF, así como los de otras organizaciones humanitarias y del Ministerio de Salud, han sido atacados y, en ocasiones, secuestrados.

"Nos han robado ambulancias y han destruido centros de salud. En algunos lugares, se han colocado artefactos explosivos improvisados en las carreteras, lo cual convierte cada desplazamiento en una trampa potencialmente letal", asevera AlyDembélé.

La inseguridad ha provocado, entre otras cosas, que el número de parteras del Ministerio de Salud en la región Este se haya visto enormemente reducido, mientras que en la región del Sahel se han clausurado centros de salud tras los ataques sufridos por el personal médico. Según el Ministerio de Salud, con datos de finales de junio de 2021, 357 establecimientos médicos en todo el país estaban cerrados o no estaban en pleno funcionamiento como resultado de la violencia. Hay además una escasez de médicos especialistas, incluidos cirujanos, anestesistas y parteras, en todas las zonas de Burkina Faso afectadas por la violencia.

Recibidos como héroes en enero de 2013 tras detener una ofensiva yihadista venida del norte del país, los soldados franceses ya no son bienvenidos en Malí. La junta gobernante cambio sus alianzas, especialmente con un acercamiento a Rusia, y obliga a Francia a reposicionar sus tropas en la región. Sobre el terreno, la falta de progreso económico pesa como un lastre.

La derrota francesa.

"En cierto modo, estamos aprendiendo a ser los americanos de la coalición". Así hablaba, en relación con la intervención francesa en el Sahel, el general Pierre Schill, jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra. La comparación con Estados Unidos sigue resultando desafortunado comparado con el descalabro de un Afganistán que ­querían reconstruir y que abandonaron en medio del caos.

 

Golpe de Estado en Burkina Faso revela ascenso de Rusia en África se revela simple vista.

El capitán Ibrahim Traoré, líder del golpe de Estado perpetrado el viernes en Burkina Faso, ha asegurado este lunes que "Rusia es un Estado como cualquier otro" ante las especulaciones que señalan a Moscú como principal responsable del cambio de poder en el país debido a que los manifestantes portaban banderas de Rusia durante las protestas del sábado.

"En nuestro Ejército usamos mucho material ruso", ha dicho, al tiempo que ha indicado que no ve implicaciones en que los manifestantes ...Traoré dice que "Rusia es un Estado como cualquier otro" ante las especulaciones sobre el papel de Moscú en Burkina Faso.

En detrimento de Francia, llamando a imitar el papel que tiene en Malí. El Grupo Wagner ruso ha enviado mercenarios a varios países de África durante los últimos años --entre ellos Libia y República Centroafricana (RCA)--, lo que ha provocado suspicacias por la implicación de Moscú en varios conflictos en el continente. Realmente la guerra que practica Francia está llena de códigos de honor y respeto a los derechos humanos. Los Wagner rusos se basan en el terror absoluto. Matar civiles, violaciones masivas amputaciones de miembros o quemar vivo al enemigo. Esto lo vimos en Ucrania. Aunque realmente la última victoria francesa, sin ayuda de países amigos, hay que remontarse a Luis XIV, el "El rey sol".

 

Michael Mansilla

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