Inicio | Columnistas LA RUSIFICACIÓN DE BELARUS Michael Mansilla.

 Gracias a la financiación rusa, Lukashenko ha podido mantenerse en el poder y equilibrar el presupuesto de Minsk. Pero no fue por generosidad; Desde el comienzo del conflicto en Ucrania, más de 100.000 soldados rusos están estacionados en el territorio del país.

No se detiene ahí; cuando se decidió despojar a los disidentes de su ciudadanía, el presidente de Bielorrusia (Belarus, oficialmente) emitió pasaportes a un grupo completamente diferente, una comunidad de habla rusa en particular. Esto fue una fuerte señal de la integración temprana de Bielorrusia en la Federación Rusa.

 Más del 80 % de la población son nativos bielorrusos, y el resto la componen rusos. También han quedado minorías polacos y ucranianos en zonas fronterizas. Este porcentaje ha variado mucho desde la caída de la Unión Soviética, donde esas minorías llegaban a más del 38%. Desde un referéndum celebrado en 1995, el país ha tenido dos idiomas oficiales: el bielorruso y el ruso.  

Dos años después de los arrestos y la persecución de disidentes en Bielorrusia, el régimen de Alexander Lukashenko está encontrando nuevas formas de lidiar con las secuelas de las protestas poselectorales que azotarán el país en 2020 y 2021. El régimen no pudo privar, -por cuestiones prácticas y de derechos humanos a 35.000 personas de su libertad. La mayoría de los prisioneros fueron liberados después de interrogatorios y torturas. Esto no sucedió con los ideólogos de los disturbios.

El 5 de enero de 2023, Lukashenko firmó una nueva ley que entró en vigor: permite a las autoridades revocar la ciudadanía bielorrusa a personas en el extranjero que hayan "perdido vínculos legales" con el estado bielorruso. 

Si estas personas huyeron de su patria y cortaron los lazos con Bielorrusia, ¿todavía merecen ser ciudadanos de Bielorrusia? preguntó Lukashenko en septiembre de 2022. ¿Por qué no vives en el extranjero, liberas tu trabajo aquí y reduces las colas en el médico? Rebelión. El objetivo de la represión no era sólo meter en prisión a miles de individuos. Era aún más importante intimidar a todos los demás y empujar a decenas de miles a abandonar el país. Las autoridades vieron este movimiento como una garantía para la estabilización a largo plazo de la situación política.

El 5 de enero, Lukashenko firmó una nueva ley que entró en vigor: permite a las autoridades revocar la ciudadanía bielorrusa a personas en el extranjero que hayan "perdido vínculos legales" con el Estado bielorruso. "Si estas personas huyen de su tierra natal y realmente dejan de contactar con él, ¿vale la pena convertirse en un ciudadano bielorruso?

Más de 300.000 opositores, disidentes y activistas abandonaron el país desde 2020, cuando las fuerzas de seguridad bielorrusas detuvieron y encarcelaron a cualquiera que pudieron encontrar, y ahora "animan" aún más a irse bajo la amenaza de encarcelamiento. La nueva ley prevé la privación de la ciudadanía después de que haya entrado en vigor una sentencia judicial por cualquiera de los delitos a que se refiere el artículo 55. Estos incluyen la incitación al odio, el trabajo mercenario, los actos de terrorismo, la participación en disturbios, la promoción, exhibición, fabricación o distribución de símbolos nazis, la creación o participación en organizaciones extremistas, etc. El juicio tuvo lugar en presencia de los acusados, incluidos los niños menores.

Los "refugiados políticos" fueron principalmente a Polonia y Lituania. El problema de los lituanos es que pueden convertirse en minoría en su país; Las minorías polaca, rusa y bielorrusa constituyen el 40 por ciento de su población. La segunda cuestión la plantean los inmigrantes económicos que residen legalmente en la UE y el Reino Unido. Técnicos o profesionales especialmente capacitados trabajan allí. En general, actualizan regularmente su visa de trabajo. Pero la mayoría son inmigrantes zafrales o residen ilegalmente y envían dinero a la empobrecida Bielorrusia. Muchas personas podrían estar en problemas.

 

Si sus pasaportes se invalidan pueden convertirse en apátridas.

Ante esta situación, Lituania y Polonia cerraron militarmente la frontera, a la espera de la llegada de los bielorrusos, que intentarán aprovechar la última oportunidad para entrar en la UE. Según el acuerdo diplomático entre Bielorrusia y la Federación Rusa, los trabajadores pueden trabajar en ambos territorios, pero no son reconocidos como inmigrantes. Se estima en 1 millón de personas. Lukashenko ordenó al Ministerio de Educación de Bielorrusia que no reconozca los diplomas occidentales del país y prometió evitar que los "bielorrusos inteligentes que abandonaron nuestro país en este momento difícil" regresen a casa. 

Es sencillo, las autoridades restringen regularmente la entrada y salida-a la Unión Europea- y amenazan con cerrar las fronteras por completo. Dada la represión masiva y las promesas oficiales de identificar a todos los involucrados en las protestas, el mensaje del régimen es claro: abandone Bielorrusia mientras aún tenga la oportunidad y no regrese.

De hecho, la verdadera razón por la que las autoridades bielorrusas han introducido este nuevo producto en su caja de herramientas represivas parece ser un intento de cambiar la naturaleza de la sociedad bielorrusa, que Putin planea rusificar con el objetivo de anexar Bielorrusia. Dos años después de los arrestos y la persecución de disidentes en Bielorrusia, el régimen de Alexander Lukashenko está encontrando nuevas formas de lidiar con las secuelas de las protestas poselectorales que azotarán el país en el 2020-2021.

 El 5 de enero, Lukashenko firmó una nueva ley que entró en vigor: permite a las autoridades revocar la ciudadanía bielorrusa a personas fuera del país que "han perdido su conexión legal" con el estado bielorruso.

"¿Son estas personas dignas de ser ciudadanos de Bielorrusia si huyeron de su país natal y en realidad rompieron los lazos con él?" preguntó Lukashenko en septiembre de 2022.

 Miles han abandonado el país desde 2020 cuando las fuerzas de seguridad bielorrusas arrestaron y encarcelaron a todos los que pudieron encontrar, y ahora la amenaza de expulsión se utilizará para "animar" a más personas a irse.

 De hecho, la verdadera razón por la que las autoridades bielorrusas han introducido esta nueva pieza en su conjunto de herramientas represivas parece ser un esfuerzo por cambiar la naturaleza de la propia sociedad bielorrusa.

 

 Vete si quieres

En 2020, después de que miles de personas se manifestaran en contra de las elecciones que la OSCE consideró "no transparentes, libres o justas", Lukashenko rechazó la posibilidad de cualquier compromiso con la sociedad y lanzó una campaña de represión política a gran escala. El objetivo de la represión no era sólo meter en prisión a miles de individuos. Era aún más importante intimidar a todos los demás y empujar a decenas de miles a abandonar el país. Las autoridades vieron este movimiento como una garantía para la estabilización a largo plazo de la situación política.

Apenas unos días después de las elecciones presidenciales de 2020, el entonces secretario del Consejo de Seguridad de Bielorrusia insinuó que aquellos que estaban insatisfechos con el régimen podrían mudarse a Occidente, "cada uno liberando sus trabajos aquí, lugares para los niños en el jardín de infantes, reduciendo la carga para los maestros en la escuela, competencia para ingresar a la universidad y ver a un médico". Pronto, Lukashenko habló abiertamente sobre el hecho de que la salida de los disidentes del país era buena para el estado.

El presidente belarus instruyó al Ministerio de Educación de Bielorrusia para que no reconozca los diplomas occidentales en el país, y también prometió no permitir que los "bielorrusos inteligentes que abandonaron nuestro país en este momento difícil" regresen a casa. En ese momento, las autoridades restringían periódicamente la entrada y salida del país, y también amenazaban con cerrar las fronteras por completo. En el contexto de represiones masivas y promesas oficiales de identificar a todos los que se unieron a las protestas, el mensaje del régimen fue inequívoco: salga de Bielorrusia mientras aún tenga la oportunidad y no regrese.

No es posible calcular con precisión cuántos bielorrusos se fueron después de las elecciones presidenciales de 2020: solo una pequeña cantidad de inmigrantes solicita oficialmente el estatus de refugiado u otras formas de protección. Pero según algunos expertos, entre 135.000 y 300.000 bielorrusos abandonaron el país.

El sociólogo Andrei Vardomatsky cree que la salida de los bielorrusos al extranjero se ha convertido en una de las fuentes para mantener la calificación de Lukashenko dentro del país; en efecto, dice Vardomatsky, hay una reducción lenta del número de personas que están en contra del régimen. .

Hasta el momento, no está claro en qué medida las autoridades bielorrusas utilizarán el mecanismo de privación de la ciudadanía. La ley establece que los bielorrusos que se encuentran en el extranjero pueden ser privados de su ciudadanía "por participar en actividades extremistas o causar daños graves a los intereses de la República de Belarús".

 La redacción no admite dobles interpretaciones: después de 2020, "extremismo" ha entrado firmemente en el neolenguaje de las autoridades bielorrusas como término para cualquier forma de disidencia y actividad de protesta.

Esos "extremistas" incluyen los rostros icónicos de la oposición política de Bielorrusia en el exilio, a quienes, a su vez, las autoridades han juzgado en ausencia.

Los juicios en rebeldía, bajo las llamadas nuevas leyes de "procedimientos especiales", solo se utilizaron-hasta el momento- contra las principales figuras de la oposición, como Svetlana Tsikhanouskaya, Pavel Latushko y muchos otros.

"En general, [estas personas] se han opuesto al país. Ya no tienen ninguna conexión con este país. En consecuencia, ¿cómo deben ser tratados? Hay que admitir que perdieron su ciudadanía por su cuenta. Y el estado en este caso puede reconocer el hecho de tal pérdida", explicó la jefa adjunta de la Administración Presidencial de Bielorrusia, Olga Chupris .

Pero al mismo tiempo, las autoridades no van a revocar automáticamente la ciudadanía de todos los que se fueron: hacerlo requiere un veredicto judicial en un caso penal relacionado con la política. El margen de maniobra es grande: en total, 55 artículos diferentes del Código Penal están señalados en la ley. La misma ley prohíbe de votar fuera de Bielorrusia en el código electoral del país.

Reemplazo de votantes.

Como resultado, 7.317 ciudadanos extranjeros recibieron la ciudadanía bielorrusa en los últimos 16 meses. Estas personas son en su mayoría inmigrantes ruso parlantes ucranianos del Donbass que no tienen un vínculo legal existente con Bielorrusia, pero que tienen puntos de vista cruciales a favor de Rusia y Lukashenko. En agosto de 2021, Lukashenko ordenó que se emitieran pasaportes a una "determinada categoría" de ucranianos de manera simplificada. "En general, esta es nuestra gente", dijo.

"Ruso parlante" no es la equivalencia a ser ruso por lo que personas con origen mixto rusos tártaros, kazajos, turquidos o siberianos están llegando a Minsk.

Genocidio por sustitución.

El genocidio por sustitución es una teoría que afirma un plan para reemplazar a un grupo étnico o cultural en una determinada región mediante la inmigración masiva y la promoción de la inclusión de estos inmigrantes en la sociedad. Entre algunos ejemplos tenemos el genocidio de los armenios y la expulsión de griegos por parte de Turquía, el genocidio palestino por parte del Israel, Nueva Caledonia donde los ancestrales Kanaks son una minoría frente a los franceses continentales, polinesios, musulmanes y franco-caribeños.

No hay que ir muy lejos. La matanza o asimilación de los indígenas, en favor de emigrantes europeos. En Uruguay y en todo América.

Pacto de Unión Rusia y Bielorrusia.

El Estado de la Unión, también conocido como Unión de Rusia y Bielorrusia, es una entidad supranacional entre Rusia y Bielorrusia, ratificada el 8 de diciembre de 1999 durante los gobiernos de Borís Yeltsin y Aleksander Lukashenko. El Estado de la Unión tiene como objetivo la unificación de ambos países y, como tal, en su forma final planificada se estructuraría de manera similar a una confederación, con una integración política, económica y militar real. Conforme con el Tratado de la formación de la Comunidad de Bielorrusia y Rusia tomaron la decisión de crear la sociedad políticamente y económicamente integrada a fin de unir el potencial material e intelectual de dos países, además se preveía la creación del órgano representativo.

En la practica el tratado estuvo congelado, especialmente con Boris Yeltsin en la presidencia de la Federación Rusa. Inclusive Bielorrusia intento vincularse a la Unión Europea; Hasta la llegada de Vladimir Putin, coincidiendo con el colapso del rublo bielorruso. Desde entonces esta moneda está vinculado al rublo de Rusia, así como su economía y defendamos cerca en el tiempo, el fraude electoral donde se produjeron protestas y revuelta, teniendo que ingresar soldados y policías rusos.

Las sanciones occidentales contra Rusia y Bielorrusia han propiciado un mayor acercamiento entre ambos países y el Kremlin avisa de un acelerón en "los procesos de unificación".

¿En general los bielorrusos, preferirían ser parte de la rica Rusia de gas y petróleo y oportunidades laborales?

 Michael Mansillla.

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